Silencio y olvido

“¿Para qué preguntas?”

“Ya sabes lo que sigue. Son gente muy pesada.”

Palabras más, palabras menos fue lo que me respondió un funcionario de la fiscalía cuando pregunté si ya había empezado el juicio contra los hombres acusados de asesinar a Luciano Rivera, el reportero que mataron en un bar en 2017 en el municipio vecino de Playas de Rosarito.

Recién había iniciado el primer gobierno morenista de Baja California y la fiscalía había dejado de ser Procuraduría de justicia, supuestamente para lograr mayor independencia, cuando fuí a averiguar.

Recuerdo que me dijeron algo como; “Si la familia no quiere saber, para qué te metes”.

Ya habíamos publicado que mediante varios amparos, los abogados de dos de los detenidos dilataron el proceso judicial.

Luego vino la pandemia y la suspension de actividades por las restricciones de salud y el cierre de los juzgados.

Antes de eso los hermanos Bruno y José Luis seguían peleando su libertad con todo y que las autoridades ubicaron al mayor de ellos, como integrante de una  célula criminal asociada al cártel de Sinaloa.

La extinta policía estatal preventiva lo detuvo tiempo antes del homicidio de Luciano Rivera. A pesar de los señalamientos regresó a las calles.

No puedo escribir los nombres completos porque ante la presunción de inocencia, el juzgado, que primero presidió un hombre y luego una mujer, me indicó que para proteger los datos personales de los imputados, yo no debía hacerlos públicos.

De lo contrario me multarían.

Claro! Fue después de que al inicio de la audiencia uno tiene que ponerse de pie e identificarse con nombre completo y medio al que representa como miembro de la prensa.

El número de reporteros que acudió a la corte se fue reduciendo. No asistí a todas pero cada vez ví menos compañeros presentes.

Muchos de ellos habían marchado demandando justicia por el homicidio del joven reportero y padre de dos hijos.

Hubo reuniones donde los trabajadores de los medios prometieron que estarían pendientes del caso.

Un camarógrafo que participó en una de esas reuniones y que produce imágenes para medios internacionales comentó que había que mantener la presión sobre las autoridades .

Que si era necesario, “hasta había que exagerar un poco”, porque, en sus propias palabras : “Todos somos <target > ” dijo refiriéndose a la prensa. Algo así como que todos somos blanco.

Nunca lo vi en la corte  cuando la defensa de los vinculados a proceso trataba de convencer a la jueza que el homicidio fue producto de una riña y no de una acción premeditada.

Tal vez fue por la carga de trabajo de la mayoría de los reporteros, camarógrafos o fotógrafos.  Aunque varios me comentaron que no deja uno de “acalambrarse” cuando tienes que identificarte frente a los sospechosos de cometer un crimen. Me consta.

Fuentes extraoficiales confiaron a Tijuanapress.com que hasta el primer juez externó su preocupación cuando se dió cuenta de los antecedentes del caso.

He vuelto a preguntar sobre cómo va el proceso. No solo a las autoridades. Un familiar de Luciano me dijo que dejaron de mandar las notificaciones sobre los avances del proceso que al principio recibieron.

Algunos cercanos quisieran saber más pero refieren abiertamente su preocupación. Aunque se sienten frustrados temen que pudiera haber represalias por sus demandas de justicia.

¿Por qué hablar de esto ahora?

Porque igual que en las manifestaciones recientes, tras los asesinatos de Margarito Martínez el fotógrafo de información policíaca y de Lourdes Maldonado la periodista y conductora del programa ´´Brebaje´´  muchos dijeron que no olvidarian estos crimenes. Hasta crearon el hashtag #NisilencioniOlvido.

En el asesinato de Luciano Rivera lo exhibido en las audiencias tampoco ha determinado que el crimen tenga que ver con su labor periodística.

Aunque algunos cercanos al joven que también dirigía una revista digital, insisten en que las autoridades lo descartaron de manera apresurada.

Y como la justicia sigue un tanto suspendida creo que es necesaria una respuesta contundente.

Las autoridades guardan silencio. A algunos reporteros parece que se les olvidó ese crimen.

Independientemente del móvil es una tragedia que no debe normalizarse. Como son todos los asesinatos.

 Ojalá que el sistema judicial sea mejor que nuestra  memoria colectiva.

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