“Tijuana Sin Hambre”, un esfuerzo que surgió durante la pandemia
Miles de personas que esperan en la frontera mexicana para pedir refugio en Estados Unidos se alojan en albergues de la sociedad civil. Pero sin apoyo oficial a veces solo alcanzan a darles un techo.
Y son organizaciones comunitarias las que alimentan a muchos de estos migrantes.
Verónica Alvarado es un ejemplo.
Se esmera a la hora de preparar la comida a lo grande.
“Tenemos 80 pollos ( ) Se van a hacer en mole, otros se van a
hacer en ensalada de pollo. Le digo, depende de cada albergue´´
De la cocina de la Fundación binacional “Tijuana Sin Hambre” sale el plato principal para casi una veintena de albergues para migrantes.
Hay cerca de 30 refugios en la ciudad fronteriza pero el apoyo por parte del gobierno mexicano es prácticamente nulo.

“Empezamos entre vecinos. Nos unimos para hacer despensas que le dábamos a familias enfermas de covid” comenta Maru Riqué recordando que la labor de este grupo empezó durante la pandemia del SARS-COV 2
De los albergues llegan a recoger las bandejas con cerca de 3 mil comidas diarias explica Riqué.
La oficina de atención al migrante de Tijuana calcula que en la ciudad -alojados en albergues -hay unas 5 mil personas esperando cruzar a Estados Unidos.
Afuera de uno de esos sitios encontramos en meses recientes a Abril Páramo. Alumnos y maestros de la Universidad Humanitas apoyaron a la Fundación para distribuir la comida a los migrantes que estaban en el Juventud 2000 y para los que esperaban afuera un lugar disponible para ellos.
Pero también repartieron comida entre los indigentes que deambulan por la zona.
´´Un platito de alimento, un vasito de agua, es una gran diferencia para ellos´´ dijo Abril, la voluntaria.
A veces el hambre se encuentra en un campamento junto a la garita.
O entre los muros metálicos que separan a México de Estados Unidos.
Hasta ahí han acudido a combatirla.
¡Burritos! ¡Burritos gratis! gritaba Fausto Vargas entre los pilares de la cerca divisoria que está junto a la avenida internacional días antes de que terminara el título 42 la medida del gobierno estadounidense que permitía expulsar de inmediato a los migrantes y negarles la entrada para pedir asilo.
Acudieron al lugar porque en esa víspera, solicitantes de asilo se aglomeraron en la frontera mientras la Patrulla Fronteriza los procesaba.
Igual que otros buenos samaritanos y algún otro comerciante se dieron cuenta que la gente estaba pasando hambre, pues tardaban varios días y no les daban de comer.
Al ver la situación extendieron su labor.
´´Difícil, pero si se pone el corazón, todo sale´´ dijo en entrevista Vargas en referencia a sus esfuerzos contra el hambre.
Este trabajo es posible gracias a los voluntarios y empresas de ambos lados de la frontera que
donan recursos o su tiempo.
´´Nosotros somos como un puente entre la bondad y la necesidad ´´ comenta Riqué con una gran sonrisa.
En 2019, con la caravana centroamericana miles quedaron varados en Tijuana buscando asilo.
En ese entonces la organización World Central Kitchen que dirige el famoso Chef español José Andrés llegó para atenderlos.
Pero meses después se retiró pues consideró que ya no era una emergencia humanitaria.
Estos tijuanenses tomaron entonces la estafeta gracias al respaldo de grupos sandieguinos como This Is About Humanity y The International Community Foundation, entre otros.
La necesidad ha aumentado y han tenido que incrementar el esfuerzo.
“Duplicamos el número, ellos daban 1,500 comidas diarias, siendo una organización tan grande. No sé ni cómo le hacemos pero pues lo hemos logrado. Ese es el corazón de todos los tijuanenses ” dijo Maru Riqué, directora de “Tijuana Sin Hambre ”.